¿Alguna vez te habías parado a pensar cómo cambia el juego con los años? ¿Sabías cómo puede ayudar el juego en el desarrollo de nuestros niños? Sigue leyendo para descubrirlo.

El juego es la expresión natural de los niños y niñas, es su lenguaje, su forma de comunicar y expresar su mundo interno y externo con el contexto que les rodea. A través de él, el niño exterioriza y proyecta verbalizaciones y asociaciones, permitiendo la expresión de experiencias. Es una actividad placentera, libre y espontánea de las que nuestros niños y niñas disfrutan dando alas a su imaginación y creatividad. 

Mediante el juego también experimentan y aprenden sobre nuevas posibles situaciones y procesan emocionalmente situaciones pasadas. 

  • De los 0 a los 2 años el juego se caracteriza por repetir acciones que le permiten aprender del mundo que le rodea. El uso de su propio cuerpo, objetos y el contacto con otras personas son los elementos claves de esta etapa. Podemos encontrar juegos en esta etapa como patalear con las piernas, seguir con la mirada juguetes, carcajadas a otras personas, explorar con juguetes, ropa, comida… la forma, tacto, olor…, apretar botones de juguetes para que suenen.
  • De los 2 a los 6 años el juego se caracteriza por la simulación. Esta etapa es muy importante ya que refleja que los niños comienzan a introducir el pensamiento abstracto. El juego de esta etapa es conocido como ‘juego simbólico’, en él reflejan simbolismos sociales y culturales del entorno que les rodea. También encontramos la fantasía en esta etapa de juego, favoreciendo la imaginación y creatividad. Podemos encontrar juegos de la vida cotidiana en los que se interpretan roles como ‘papás y mamás’, ‘profes’, añadiendo cada vez más elementos, objetos realistas y personajes en el juego. El juego se vuelve más elaborado, dando rienda suelta a la imaginación (una caja puede ser un castillo, una casa, un coche…) e incorporando más gestos y lenguaje entre sus iguales que da lugar a un juego más cooperativo entre los niños que participan en este. 
  • A partir a los 6 años podemos observar un juego más caracterizado por la presencia de reglas y normas. En esta etapa la norma y el posible incumplimiento de esta son los aspectos clave. Podemos encontrar juegos como ‘polis y cacos’, ‘el escondite’, a medida que los niños dominan en esta etapa habilidades como, por ejemplo, saber ganar y perder,  respeto de turnos, incorporan mayor número de requisitos y normas en las dinámicas de juego. También podemos encontrar en esta etapa juegos de mesa, que con el desarrollo madurativo de los niños se vuelve cada vez más complejo, como el juego de ‘la oca’,  ‘monopoly’© o juegos de cartas.

A continuación, te detallo las aportaciones del juego en diferentes dimensiones del desarrollo: 

  • Nivel cognitivo: el juego permite la compresión del entorno y el desarrollo del pensamiento, y el entrenamiento de diferentes funciones ejecutivas. La planificación y establecimiento de metas, la memoria de trabajo u operativa, la flexibilidad cognitiva, el control inhibitorio, valoración de riesgos y beneficios, control atencional, diferentes tipos de atención, desarrollo y evolución del lenguaje… son algunos de los muchos aspectos involucrados en el desarrollo cognitivo fomentado por el juego.  
  • Nivel social: el juego en los primeros años de vida de los niños es individual y egocéntrico, poco a poco a medida que desarrollan su propia percepción del cuerpo y descubren que existe un otro; el juego evoluciona a ser más participativo con iguales, apareciendo la ocasión de compartir y comunicación con los otros. El juego permite descubrir las relaciones sociales con los demás y la adquisición de habilidades sociales y comunicativas como la empatía, resolución de conflictos, compartir, aplicación de normas y límites, tolerancia a opiniones y rechazo de iguales, asertividad…
  • Nivel emocional: el juego permite que el niño decida qué y cómo suceden los eventos en ese ‘mundo de fantasía’ delimitado por él mismo. Los niños plasman sus sentimientos y emociones a través del juego, mediante objetos o la interpretación de diferentes roles. En él representan situaciones imaginarias o reales, que les permiten vencer o aliviar tensiones emocionales del mundo real que no han podido resolver antes, o les permite hacer pruebas y ensayos de eventos que no han sucedido que les ayudan a saber resolverlas emocionalmente en un posible futuro. 
  • Nivel motor: el juego estimula y requiere del desarrollo motor del niño. En los primeros años de los niños, el juego refuerza la psicomotricidad gruesa, empleando grupos musculares grandes (apilar cubos). Poco a poco, aparece la psicomotricidad fina en el juego, que entrena y requiere de grupos musculares más específicos (dibujar). Juegos motores más complejos, ayudan al niño o niña a que su motricidad mejore también. Juegos como twister©, hacer origami, manualidades… ayudan a que exista este desarrollo motor.

Al igual que en el día a día, en el espacio terapéutico el juego es igual de importante para nuestros niños y niñas; en próximos artículos te contamos el porqué. 


Carla Franco
Terapeuta Infantojuvenil

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